No fue un virtuoso ni un
talentoso del básquet, pero su carisma, su entereza física y su simpatía lo
transformaron en uno de los extranjeros más queridos, admirados y distinguidos.
Su presencia con la camiseta de Echagüe marcó una época difícil de olvidar. El
hombre de hierro con cara angelical volvió después de 15 años y habló de su
presente, su pasado, su vínculo con el AEC, su amor por Paraná entro otras
cosas.
No habían pasado las 14.30 en
Paraná cuando Dennis Still ingresó al estadio de Echagüe. Camarita en mano,
filmando todo y a los gritos. Así lo hizo. Su cara de juguetería no hizo más
que confirmar que la felicidad estaba dentro de su cuerpo.
En el parqué del Luis Butta los
veteranos de Echagüe inevitablemente se dieron vuelta para observar que tanto
bullicio fue lo que causó el parate del partido. Y claro, el centro de la
escena pasó a ser él, ese hombre musculoso, grandote y de amplia sonrisa.
Abrazos, saludos, chistes, recuerdos y las fotos de rigor.
El protagonista en cuestión es
uno de los extranjeros más carismáticos que pasó por Echagüe, por Paraná y por
Argentina. Es el gran Dennis George Still, aquel moreno que llenó de grandes
momentos una época en la cual el AEC sin dudas era el equipo de la provincia y
el principal responsable de hacer vibrar a toda una ciudad.
Con algunos kilos de más pero con
la misma contextura física con la que sorprendió e intimidó dentro y fuera de
la cancha, así apareció en escena.
Imposible olvidarse de él. Nacido
en Islas Vírgenes, Still no sobresalió por su talento, sino por su inigualable
capacidad rebotera.
Los veteranos de Echagüe lo
invitaron a jugar, pero él se negó. Pidió la pelota y se colocó de árbitro. No
paró de sonreír.
– ¿Qué es de tu vida Dennis?
– Estoy viviendo en Overland
Parks, en Kansas. Ahí tengo un gimnasio donde se puede practicar y aprender
diferentes deportes. Al gimnasio van chicos de entre 7 y 20 años. Me gusta
donde estoy porque es muy tranquilo y trabajo en lo que me da placer.
– ¿Sos entrenador de algún equipo?
– No, en mi gimnasio a los chicos
les enseñamos a jugar al básquet. No soy entrenador de un equipo, eso no me
gusta, sí enseñar. Trabajo mucho con los chicos porque me gusta ver cómo
aprenden.
¿Y aprovechás tu gimnasio para jugar al básquet?
– No, no juego más. No estoy bien
de la rodilla. Ya no puedo jugar. Sólo entreno a los más jóvenes.
– ¿Extrañas Paraná?
– Muchísimo, no sabés lo que
extraño Paraná. Yo amo Paraná.
– ¿Hacía mucho que no venías?
– Hacía 15 años que no venía.
Ustedes no saben cómo se extraña esta ciudad, cómo la quiero. Jugué en
distintos países, en muchas ciudades, pero ninguna es como Paraná. Es más, mi
segunda hija nació acá. ¡Cómo no voy a querer a Paraná! Y a mi mujer también le
encanta venir. Ella era muy chica cuando se vino a la Argentina conmigo. Y
también le gusta.
– ¿Y en las otras ciudades que jugaste también tenés esta afinidad?
– No. A Paraná vine a los 26 o 27
años, estuve en Francia, en Filipinas y en Turquía. También anduve en Uruguay,
donde fui tres veces campeón con Biguá. También en Chile. Después en Argentina
lo hice en Gálvez, en San Nicolás y en Buenos Aires. Jugué hasta los 39 años y
anduve por muchos lugares, pero ninguna es como Paraná. Me encanta estar acá.
– Acá la gente siempre te recuerda.
– Y yo también. Extraño mucho la
gente, el cariño. En Paraná pasé los mejores años de mi vida. Acá la gente
tiene corazón, es caliente…Y lo más lindo es que me quieren… ¿Cómo estás
Dennis?, tanto tiempo… ¡Vamos a casa a tomar unos mates!... O no, man, que cosa
linda Paraná.
– ¿Y vos que le decís a esa gente que te saluda por las calles?
– ¿Mate? Mate no, vamos a tomar
una cervecita... (risas). No hay cervezas como la de Argentina. Es la más rica.
Te lo juro. En Estados Unidos no es lo mismo, no es rica como acá.
–En Paraná hiciste muchos amigos, entre ellos los dirigentes.
– Sí, acá tengo muchísimos
amigos. El Chungo Butta es mi amigo. Una gran persona. Conmigo fue un buen
hombre. Siempre me pregunta dónde estoy, cómo ando, qué necesito. Después tengo
otros grandes amigos.
– Hoy tenés muchas amistades y disfrutás de ellas, ¿pero cómo fue
cuando por primera vez te dijeron que ibas a jugar en Argentina?
– No sabía que existía. Yo
pensaba en...bububububu, que acá eran todos indios… No entendía nada. Después
me dijeron que iba a jugar a Paraná. ¿Paraná? Yo confundía Paraná con piraña.
Pensaba, voy a ir a la ciudad de las pirañas…. (risas). Mi familia me decía,
no, no vas a ir ahí.
– ¿Y te viniste igual?
– Sí, claro. Y cuando llego por
primera vez lo veo al Chungo Butta que me recibe con un mate. Y chupaba. Yo
dije esto es marihuana. ¿Dónde estoy? Lo veo y le digo “fumas marihuana”…No,
esto es mate, me dijo. Yo qué sabía lo que era el mate. Qué lindo recuerdo. Así
llegué a Echagüe.
Chungo Butta: “Fue un verdadero
personaje”
Hacía muchos años que Orlando
Chungo Butta y Dennis Still no se volvían a encontrar. En su momento, uno como
dirigente y el otro como jugador, entablaron una relación muy profunda, la que
el día de hoy se conserva a pesar de la distancia.
Así como Still fue muy importante
para Echagüe, Butta también lo fue para Still. Entonces, entre los dos vivieron
historias increíbles.
“Dennis es un personaje de
aquellos. Un tipo carismático que se hace querer. Y en Paraná gente lo quiso
mucho por su personalidad divertida que aún conserva. No creo que Paraná repita
historias tan profundas con Dennis como con Charles Parker…Eran otras épocas,
otra manera de vivir la Liga”, dijo al respecto.
- ¿Cómo fue que Dennis llegó a Echagüe?
- Fue en la Liga del 86,
reemplazó a Glenn Shudopp, que por bajo rendimiento lo cedimos a Tomás de
Rocamora. En aquel entonces León Najnudel dirigía la selección Argentina. Yo a
él le preguntaba todo. No sé cómo pero León sabía todo. “León quiero traer un tal
Dennis Still”, le consulté... “Haaa, sí, un pívot grandote, de ojitos claros.
Traelo, a Echagüe le va a servir un montón. Es fuerte y rebotero. Eso sí,
tirando libres no le pega ni al océano”, me dijo. Y fue así, tal cual León me
lo pintó.
- ¿Qué recordás de Dennis?
- Muchas cosas. Todos saben que
Dennis no sabía tirar los libres. Un día llego al club y él estaba tirando al
aro, entonces le dije, “Dennis yo te voy a enseñar a tirar libres”. “¿Vos?”,
respondió, “Si, yo”. Él siempre fue muy duro, muy trabado para tirar, entonces
le pedí que lanzara los libres como un maricón, que se mueva y que quiebre la
muñeca. Se lo dije enserio, sin hacerle bromas. Él lo hizo y un par de libres
metió. “¿Viste, tenés que tirar como yo te digo, más flojo”. Y me respondió, “No,
yo como maricón nunca voy a tirar”.
- Un personaje enserio.
- Pero sí, aunque también había
veces que quería matarlo. Un día lo quise c… a trompadas. Yo estaba loco, fuera
de sí. Me calenté porque nos ofrecieron un hotel en Carlos Paz porque teníamos
que jugar con Atenas en Córdoba. Y ese hotel nos convenía. Cuando llegamos era
un hotel de los chicos que van de viaje de estudio, con todas camas cucheta.
Dennis empezó a los gritos que no se iba a quedar acá. Yo lo quería calmar,
pero me calenté tanto que lo quería pelear. Y él, para no seguirme la
corriente, se dio vuelta, miró la pared y se tapó los oídos. Creo que fue la
primera vez que hablé en inglés porque lo putee de arriba abajo. Hoy lo pienso
y digo que tarado, cómo me iba a pelear con semejante bestia. Fue ahí que
Dennis desapareció, no lo podíamos encontrar. Apareció al otro día solo. Ese
viaje le ganamos a Atenas de visitante. No me olvido más.
- ¿Cuál es la anécdota que siempre contás?
- Cuando llegaba la fecha de pago
y no llegábamos con la plata a Dennis lo invitábamos a pescar. Como para
entretenerlo un poco. Él era loco de la pesca y para calmarlo lo llevábamos en
lancha a la isla. Volvía re entusiasmado y nos daba tiempo para buscar plata.
Un día sacó un patí y volvió tan enloquecido que llevó el pescado al club
debajo del brazo. Se los mostraba a todos… (risas). Estaba loco de contento.
Era una criatura. Siempre fue una criatura, un verdadero personaje.
Echagüe, su pasión
– ¿Qué es para vos Echagüe?
– A Echagüe lo quiero como a un
hijo, como una hermana, como a una novia. Echagüe es parte de mi familia. La
primera vez que vine a jugar a Sudamérica fue a Paraná y yo cuando vine no
sabía nada de Argentina, no conocía a nadie y no sabía hablar castellano.
Trabajé duro para poder aprender y hablar este idioma. Hoy tengo muchos amigos
y con ellos hablo castellano. Todo eso fue gracias a Echagüe.
– ¿Y tu primera vez en el equipo, las primeras prácticas en Paraná?
– También me acuerdo. Las
primeras veces mis compañeros me saludaban, “Hey Dennis, cómo estás Bobo…pasala
Bobo, corre Bobo…Yo estaba contento porque me habían puesto Bobo. Y me gustaba,
me parecía una buena palabra. ¿Bobo?, ¿qué es Bobo?, me preguntó mi señora. Yo
no sabía castellano. La buscamos y entendimos lo que era Bobo. En la práctica siguiente
pegué varios codazos…¡Tomá Bobo, ahí tenés Bobo!
– Así te recibieron.
– Sí, así. Mis grandes amigos.
Acá jugué con muchos amigos. Siempre me acuerdo de Sebastián (Uranga), Aníbal
(Sánchez), Ricardo (De Cecco), Miguel (Zandomeni). Y también recuerdo a Carlos
(Delfino). Ahora el hijo juega en la NBA. Me acuerdo cuando Carlitos venía a
las prácticas y era chiquito… Ahora está en la NBA.
– ¿Y qué recuerdos tenés de aquel equipo de Echagüe?
– Me acuerdo de Lulu (Luis Chuzo
González). Ese sí que la metía. Cuando estaba caliente la metía, la metía y la
metía. Y cuando estaba frío erraba y erraba. ¡Huuu!, pero como metía. Eso sí,
no defendía nunca (risas).
– En esa Liga Nacional del 88 el Chuzo González fue el goleador del
campeonato y vos el máximo rebotero. ¿Te acordás?
– Sí, sí, me acuerdo. Yo sabía
que tenía que hacer mi trabajo, que era cortinar y rebotear. En ataque tenía
que poner cortinas fuertes y que nadie pase para que Lulu tirara solo. Después,
tenía que agarrar rebotes. Ese era mi trabajo y yo sabía que no podía fallar.
– ¿No te perdonabas el no cumplir con lo que te pedían?
– Exacto. Yo tenía que cumplir
con lo que tenía que hacer. Ese equipo de Echagüe hizo un gran campeonato
porque cada uno de nosotros cumplía con lo que tenía que hacer. Los equipos se
forman así, cada uno en lo suyo. Si no cumplís con tu trabajo es difícil que el
equipo gane.
– ¿Sabías que seguís siendo el máximo rebotero en la historia de la
Liga Nacional?
– ¿En serio? Qué bueno. Siempre
me gustó agarrar rebotes. Ser el dueño del aro. En Chile hubo cinco fechas que
tomé 30 rebotes por partidos. Ese era mi trabajo. Y creo que cumplí.
Dennis, el profesor
Still se mostró muy entusiasmado
en regresar más seguido a Paraná. Lo hizo a partir de una propuesta que está
amasando gracias a la experiencia que cosechó en los Estados Unidos como
entrenador.
“Quiero hacer un Campus para
chicos acá en Paraná. Voy hablar con Sebastián (Uranga, DT de Echagüe) y con
Lulu (Luis González, Subsecretario de Deportes de Entre Ríos) para contarles de
mis ideas. Y si puedo también voy a hablar con Charles (Parker) para ver si
podemos viajar juntos. Quiero enseñarle a los más chicos, ¿sabes qué lindo
sería?”, comentó.
En Overland Park, Kansas, Still
es propietario de un gimnasio, el que cuenta con una escuela de básquet,
football americano, fútbol y voley.
“Aprenda de un profesional”, dice
su tarjeta personal. Su gimnasio se llama Ol School Sports Academy. A Dennis
sus alumnos lo llaman el Profesor D”.
En las alturas, el mejor
La capacidad rebotera de Dennis
Still fue inigualable, a tal punto que al día de la fecha ningún jugador pudo
acercarse a los registros alcanzados por el ex pivot de Echagüe. Still en seis
campeonatos fue el máximo rebotero.
Still marcando a un rival.
Fuente: Pablo Rochi - El Diario de Paraná
No hay comentarios:
Publicar un comentario